Crónica “Después D” – Jueves 12 de mayo 2011
¿Quién tiene la verdad?
Por Jorge Díaz Guzmán
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl
Escucha el programa Despues D – Jueves 12 de mayo 2011
Toda persona para poder vivir en sociedad necesita enterarse de lo que ocurre a su alrededor y las fuentes que utiliza para ello, determinan la percepción que cada uno tiene de la realidad la que, naturalmente, puede ser distinta a la de su vecino y puede coincidir con quien vive en otra región, incluso en otro país. En nuestra región la ciudadanía debate, muchas veces con pasión y vehemencia, respecto de la conveniencia o no de la construcción de las centrales hidroeléctricas en los ríos Pascua y Baker, disyuntiva que atraviesa a la sociedad en su conjunto.
Cada cual tiene una percepción, que construye en función de las fuentes y obviamente de los filtros culturales que cada uno tiene cuando le llegan los mensajes. Pero nadie puede decir «yo tengo la razón y la verdad absoluta y los demás están equivocados», como dijo ayer el Presidente Piñera. Esas frases, desafortunadas a mi juicio, cierran cualquier posibilidad de debate y las enfrenta con otras verdades, que obligan a que se sostengan de la misma manera.
Hoy, sin ir más lejos el Intendente de la región metropolitana, señaló que las personas que se manifestaron en la Plaza Italia de Santiago se comportaron de manera incivilizada y por eso las fuerzas policiales actuaron de determinada manera para contener la manifestación. No obstante que los tribunales, declararon ilegales esas detenciones.
Desgraciadamente, esas declaraciones de la autoridad, van generando un clima de intolerancia que se retroalimenta y se expresa en todos los escenarios sociales.
Hoy, la percepción social se construye con las más diversas fuentes, entre ellas las encuestas, denominados también observatorios sociales, instrumento que se supone tiene como fin conocer estados de opinión social, características de escenarios o hechos específicos y por tanto las personas esperan esas muestras para opinar, actuar y muchos toman sus decisiones una vez conocido el resultado de éstas.
Es decir, los ciudadanos tenemos más herramientas para construir nuestra realidad y en función de eso, incluso elaboramos nuestra línea discursiva y argumentamos sobre los más diversos temas ciudadanos.
Desde hace un tiempo los gobiernos se ven prisioneros de estos instrumentos de medición y cada 30 días, algún centro de estudios nos señala, los niveles de aprobación y popularidad que tienen quienes nos gobiernan.
En el caso de la actual administración, los indicadores de varias mediciones lo sitúan bajo el 50% de aprobación, lo que ha ido generando una percepción, que todo cuanto hace está mal, propiciando un escenario social adverso. Más allá de las condiciones objetivas que hacen que los ciudadanos manifiesten su descontento, estamos en presencia de una tendencia que agudiza la relación entre quien gobierna y una parte importante de la ciudadanía. Entonces escuchamos a algún vocero, señalar, “nosotros no gobernamos en base a las encuestas”, ahí el ciudadano escucha: «sabe, no me importa lo que usted piensa…»
Pareciera, que más allá de los observatorios sociales, lo que falta es debate, intercambio de ideas, posiciones y argumentos, involucramiento y participación.
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