COLUMNA: ¿Libertad, Igualdad, Fraternidad?
OPINIÓN | Defendiendo el derecho a opinar, a informar, a discrepar, a ironizar, es preocupante que exista espacio para pensar que aunque alguien se ofenda, ejecute como respuesta el acabar con la vida del autor.
Por Claudio Díaz P.
director ejecutivo EPD Comunicaciones
@claudio_diazp
Este domingo miles de franceses marcharon convocados por el Presidente Francois Hollande para decirle al mundo que no tienen miedo, a pocos días del ataque por parte de islamistas radicales al semanario satírico Charlie Hebdo.
En total 17 muertos, con ataque a mansalva, bombas, tomas de rehenes y tiroteos con la policía. Todo ello en nombre de Alá, y a propósito de repudiar con violencia y sangre una idea, una caricatura, una publicación de prensa escrita.
No es la primera vez que ocurre. En nombre de Alá y Mahoma, en 2004 lo mismo aconteció con el cineasta Theodoor van Gogh, bisnieto del hermano del célebre pintor holandés, quien filmó una película con códigos referidos al Islam que molestaron a los grupos más radicales.
Y como olvidar al escritor británico nacido en Bombay, Salman Rushdie, que por su libro “Los Versos Satánicos” fue declarado un directo “enemigo del Islam” y condenado a muerte por el propio Ayatolla Jomeini en 1989, edicto al cual Rushdie aún sobrevive.
Mucho se ha escrito ya sobre la necesidad de entender que sería un error generalizar con todos los musulmanes a partir de estos hechos. Pero no es algo tan absoluto por estos días en Europa. En Alemania, hace meses ya se habla de una creciente “islamofobia”, luego que el movimiento Pegida, sigla en alemán para Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente, que impulsa campañas para erradicar del país a los inmigrantes y seguidores de Mahoma, lo que ha encontrado inmediatamente también la respuesta de marchas y acciones de una mayoría germana para no aceptar movimientos de corte nazi o xenófobos.
El tema no es fácil, ni en Europa ni en Chile.
¿Cuán abiertos y tolerantes somos realmente? ¿Cuánto nos permitimos acusar diariamente a los “otros”?.
Y es que lo realmente preocupante aún es lo poco que de verdad sabemos del Islam como religión, como sistema de vida y pensamiento, como sociedad en Occidente. Y segundo, que defendiendo el derecho a opinar, a informar, a discrepar, a ironizar, exista espacio para pensar que aunque alguien se ofenda, ejecute como respuesta el acabar con la vida del autor.
El próximo miércoles 14, el “semanario de los sobrevivientes” como se autodenominó el journal Charlie Hebdo, saldrá nuevamente con una edición, la primera luego del sangriento e irracional ataque en su redacción. Tal vez sea ésa la mejor forma de combatir la intolerancia y el radicalismo, apostando una vez más a la libertad de expresión, con más ideas, más opinión y caricaturas, más debate y puntos de vista, más prensa y más libertad que nunca…
Luego de eso, no garantizamos que el mundo cambiará para ser perfecto, pero si que daremos el espacio razonable para que existan las señales que permitan mayor “Liberté, égalité, fraternité”.
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