COLUMNA EPD: «Seguirán los Días de Radio…»
Actualmente, existen cerca de 2 mil concesiones radiales en el país, y ciertamente se aprecia un desequilibrio de acceso equitativo a las frecuencias radioeléctricas, espacio en que grandes consorcios internacionales administran una gran cantidad de radioemisoras, que simplemente replican sin distinción una “programación tipo” a todo el país, donde se pierde ese derecho tan esencial a la libre expresión, a la inclusión y al espíritu democrático que cada región tiene el deber de manifestar por todo los soportes y medios posibles. Por eso es relevante que existan radios regionales, con diversidad de visiones y representativas de las comunidades en que están insertas.
Por Claudio Díaz Peña (*)
cdiaz@elpatagondomingo.cl / @claudio_diazp
Hoy, como cada 21 de septiembre, la radiofonía chilena y especialmente los trabajadores radiales celebramos por 24 horas esta función de mantener “al aire” las emisiones que usted escucha a diario por su receptor.
Ya sea en AM, FM o incluso vía Onda Corta (SW), la radio fue el medio de comunicación social que revolucionó la sociedad del siglo pasado, desde su nacimiento en EEUU en 1920, con las primeras transmisiones regulares.
Sólo 2 años después, Chile incursionó con las ondas electromagnéticas patentadas por Marconi, con la Primera Transmisión Radial realizada desde un laboratorio de electrónica de la casa central de la Universidad de Chile, mientras unas 200 personas escuchaban estupefactas en un receptor ubicado en el vestíbulo del entonces edificio de Diario El Mercurio en Santiago. Así, el 19 de agosto de 1922, nos convertimos en uno de los primeros países sudamericanos, tras Argentina y Uruguay, en seguir la tendencia de esta nueva tecnología que comenzó a fascinar y a crear una audiencia de miles de auditores en todo el territorio nacional.
En 1923 ya existían 200 receptores sólo en Santiago, con Radio Chilena como la primera emisora con programación regular. Ese mismo año, el 21 de mayo, Arturo Alessandri Palma, fue el primer mandatario que leyó un mensaje presidencial por radio a los ciudadanos y ciudadanas, ahora, “auditores”.
Así ante la arremetida incipiente y creciente del “poder radial”, el entonces general Carlos Ibáñez del Campo, fue el primero en introducir la censura a la Radio Diario Ilustrado, considerando que la información que emitía le era adversa a su régimen dictatorial por allá por los años ‘30.
El crecimiento de la industria radial en Chile fue importante en las décadas siguientes, con el apartado aysenino y el nacimiento de la radiofonía regional de la mano de Radio Patagonia, un 25 de enero de 1960 en frecuencia AM, la que aún mantiene con programación luego de 52 años “al aire”.
Más tarde surgirían más radioemisoras en Coyhaique y Puerto Aysén, como StereoSur la primera FM de la zona, y por cierto Radio Ventisqueros el 21 de julio de 1979, un bastión en la Patagonia Aysén en plena dictadura.
Pero antes, en un momento crítico para todo el país, la radio cumplió uno de sus roles más dramáticos de nuestra historia, cuando el 11 de septiembre de 1973, fue precisamente un medio radial el que mantuvo “viva” la transmisión de las últimas palabras que el Presidente Salvador Allende dirigió al país. Tras el golpe militar, Radio Magallanes, así como otras emisoras y medios de comunicación social cayeron en la censura impuestas por el gobierno militar de Pinochet.
Con el retorno de la democracia, en estas últimas 2 décadas, las señales online -vía Internet- han otorgado un nuevo concepto a este medio, que vive a la vez una gran concentración económica y territorial. De hecho, sólo en la primera mitad de los años ’90, el número de emisoras en Chile prácticamente se duplicó -de 326 a 723- especialmente en la banda FM, que pasó de 152 estaciones a 614.
Actualmente, existen cerca de 2 mil concesiones radiales en el país, y ciertamente se aprecia un desequilibrio de acceso equitativo a las frecuencias radioeléctricas, espacio en que grandes consorcios internacionales administran una gran cantidad de radioemisoras, que simplemente replican sin distinción una “programación tipo” a todo el país, donde se pierde ese derecho tan esencial a la libre expresión, a la inclusión y al espíritu democrático que cada región tiene el deber de manifestar por todo los soportes y medios posibles. Por eso es relevante que existan radios regionales, con diversidad de visiones y representativas de las comunidades en que están insertas.
Pero lo esencial, es que pese a la censura, pese a la concentración económica o a los distintos episodios políticos y sociales que la radio ha enfrentado a través de su historia en nuestro país, ésta es una herramienta social que se mantiene con la legitimidad de la ciudadanía, pues como indica la última encuesta de este año de la Universidad Diego Portales, la Radio es para la gente, la institución más creíble del país (56%), encumbrándose incluso sobre Carabineros, sobre la FFAA, las municipalidades, los diarios, la televisión, la Iglesia Católica y el Gobierno.
Una condición de apego y confianza que se ha construido durante 90 años de emisiones radiofónicas en Chile y que nos propone, cada día, un alto desafío para saber con responsabilidad qué queremos transmitir a usted, de aquí a los próximos 90 años…
(*) Es Periodista y Editor de Contenidos de EPD Comunicaciones Ltda.
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