Opinión

Lunes 6 de junio 2011 – Columna de Jorge Díaz G.

Indignados: Un problema sin pronóstico

Por Jorge Díaz Guzmán
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl

Los ciudadanos del mundo y también los de Chile, quieren mayores estados de bienestar y como es natural, desean alcanzar mayores grados de felicidad junto a los suyos. El problema es, que en gran parte de sus deseos no los pueden alcanzar solos, requieren para ello la ayuda del Estado, y vislumbran o enfrentan obstáculos que le muestran un horizonte adverso, esas barreras, según el ciudadano común, están en el sistema, representado en el gobierno de turno, independientemente del signo que éste tenga.

El reclamo de las personas, es porque están convencidas, que ese Estado puede más y por tanto considera, que no existe una voluntad explícita para acudir en su ayuda, en cambio ve con claridad un apoyo hacia los más poderosos. Sabe que el 40% del producto nacional lo disfruta el 10 % de la población; el ciudadano común percibe con nitidez, que la riqueza no está bien distribuida en Chile, que las instituciones públicas poco hacen por su bienestar y ahí su enojo. Asume además, que la clase dirigente actúa con ciertos grados de desidia y más bien, la ve preocupada de sí misma y no de los problema que la ciudadanía enfrenta diariamente.

Cuando un ciudadano común y corriente se percata, que un parlamentario -diputado o senador-, cada mes recibe 6 ó 7 millones de pesos por su función y considera que ese trabajo en nada contribuye a la solución de sus urgentes problemas financieros y que sus ingresos no son ni el 5% de los que recibe el Honorable, obviamente que le provoca indignación. Lo propio le ocurre, cuando escucha informaciones del mundo económico, que le señala, que las utilidades de la banca, sistema al cual él paga sus crédito hipotecario, universitario, tarjeta de crédito etc., subieron un 34 % , o que la cadena de farmacias y las empresas de transporte público se coluden para aumentar sus ganancias a costa de los consumidores, entonces su enojo es mayor, contra todos aquellos que están en esas estructuras de poder, el político y el económico. Y esto no tiene nada que ver con una reflexión asociada a la añeja lucha de clases, es simplemente  indignación… su pregunta es: ¿y a mi cuando me toca recibir algo de ese  éxito que me hablan?

Hoy cuando las personas tienen un mayor acceso a la información de todo cuanto ocurre en su entorno, se produce un mayor control social hacia las relaciones del mundo político y empresarial. Los ciudadanos quieren saber cómo se administran los recursos estatales, opinan y sugieren cómo se deberían gastar en las personas, quiere percibir el beneficio de la recaudación fiscal, sienten que le corresponde una parte de las utilidades de las ventas del cobre y de la recaudación tributaria, al menos, quieren saber cómo se reparte esa parte de la riqueza del país. Lo que reclama la opinión pública, es cuánto se hace, cuánto se podría hacer y cuánto se deja de hacer.

La gente tiene la percepción que se hace menos de lo que realmente se podría hacer en su beneficio y mientras esa evaluación esté instalada en el colectivo, mientras no sienta que eso cambia, el gobierno no tendrá adhesión y las encuestas se mantendrán en los niveles actuales. El ciudadano descarga su enojo en contra del que ve frente a él, como un obstáculo a su bienestar.

Los indicadores son muy claros, la gente no le cree a quienes ejercen el poder (económico y político), no tiene confianza en el establishment y actúa en consecuencia, lo cuestiona y lo más grave, le está perdiendo el respeto…

De lunes a viernes, de 14 a 15 horas, por www.radioventisqueros.cl/radio_online.html

Un comentario en «Lunes 6 de junio 2011 – Columna de Jorge Díaz G.»

  • Espérate no más, ligerito les van a enseñar respeto.

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