Crónica “Después D” – Miércoles 4 de mayo 2011
‘Yo por mí, y Tú por mí’
Por Jorge Díaz Guzmán
jdiazguzman@elpatagondomingo.cl
Escucha el programa Después D – Miércoles 4 de mayo 2011
Durante 20 años, desde que se realizó la primera modificación a la Constitución Política del Estado, generada durante la dictadura en 1980, nuestra clase política habla del perfeccionamiento de la democracia, y cada cierto tiempo reclama de los resabios de autoritarismo que la Carta Fundamental tiene, y que mientras no sea generada en una asamblea constituyente y votada por la ciudadanía, nuestra Carta Magna no podrá ser catalogada como democrática.
Ayer, los senadores discutieron durante horas una nueva enmienda para permitir que los ciudadanos chilenos, que residen en otros países, puedan también votar en las elecciones generales. Luego de una ardua discusión, encendidos discursos y emplazamientos mutuos, la iniciativa enviada por el Ejecutivo fue rechazada por la mayoría opositora de la Cámara Alta. El argumento principal es, que la propuesta del Presidente Piñera, pone como condición, que los ciudadanos que residen en el extranjero, sólo podrán votar si mantienen «vínculo» con el país y eso se acreditaría con un viaje, al menos cada 5 años, entre otros requisitos. Es decir, el afecto e interés por su país de origen, debe manifestarse a través de una visita física al territorio nacional, como lo hacen nuestros connacionales que optaron, por diversas circunstancias, rehacer sus vidas en los países que limitan con Chile, principalmente.
De acuerdo a estudios de Derecho comparado, las opiniones están divididas. No obstante que las últimas encuestas aplicadas en nuestro país (Ipsos), señalan que al menos el 47.5 % está de acuerdo que los chilenos que residan en el extranjero, voten en los respectivos consulados y embajadas, sin más condiciones, que las establecidas en la ley electoral para quienes residen en Chile. Mientras un 29 % está de acuerdo con el voto fuera del país, pero con condiciones.
Si bien es cierto el debate concluyó con el rechazo a la posibilidad que los ciudadanos chilenos voten en el exterior, pareciera anacrónico pensar que con las actuales herramientas de comunicación virtual, algún chileno, no sepa lo que pasa en su país independientemente donde se encuentre. Al parecer nuestros legisladores y el propio gobierno, no consideraron las nuevas tecnologías en esta materia.
Más allá de las repercusiones que tiene el resultado de este proyecto en el Congreso, refleja que aún no es posible superar los prejuicios, que por un lado, la derecha tiene respecto de un número importante de chilenos, que por razones políticas tuvieron que abandonar el país durante la dictadura y, por otro, la imposibilidad de dialogo político, para llegar a acuerdos de la envergadura de una reforma constitucional.
La relación política, que mantiene el Ejecutivo con la oposición, al parecer no se mejorará si mantiene el discurso, donde sostiene, que nada de lo realizado en años anteriores estuvo bien, y que su programa de Gobierno efectivamente es la plataforma para que el país alcance el desarrollo.
Sin duda, que uno de los déficit más evidentes que ha tenido el equipo de la actual administración, es la falta de habilidad para llegar a acuerdos legislativos y cada proyecto sustantivo que lleva al Congreso de la República, no llega con los mínimos grados de consenso. El ejercicio de la democracia, no es sólo la administración del poder, sino que la capacidad que se tienen para dialogar con la disidencia y el respeto a las minorías transitorias.
Para quienes sostenemos que el voto desde el extranjero para todos los connacionales, sin exigir ningún «vínculo», enriquece la democracia, no es una cuestión que se sustente de manera dogmática, sino que una convicción ética y sustentada en una realidad del mundo moderno, donde las personas son libres para decidir donde vivir, sin que ello signifique perder su nacionalidad y menos sus derechos ciudadanos.
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