Opinión

Crónica Después D – Viernes 21 de Enero 2011

¿Ni ahí con los políticos?

Por Jorge Díaz Guzmán

Durante 37 años se ha desprestigiado la política en Chile, como sistema válido para administrar un país. Cuando se produjo el golpe de Estado de 1973, se advirtió a “los señores políticos”, que ahora las cosas serían muy distintas… y vaya que lo fue. Luego desde 1990, se fastidió hasta el cansancio a toda la dirigencia política, que designaba cargos, que la silla musical, que el cuoteo, que donde están los más capaces, y un desprestigio permanente a la “clase política”.

Hace unos días una consultora internacional midió el interés por la ‘cosa pública’, por la política de los ciudadanos de las Américas, el resultado señala que sólo el 28,3 por ciento de los chilenos se interesa en la política, casi lo mismo que en Haití, donde se interesan por el tema el 28,1 por ciento de los encuestados, la valorización de la democracia en la medianía de la tabla respecto a los demás países y baja credibilidad en los Partidos Políticos. Ese nivel de percepción -por un lado- se construye a través de mensajes de las personas influyentes, los llamados líderes de opinión,  y por cierto usando los Medios de Comunicación. Por otra parte esa percepción se gana, es decir, los partidos y la clase política influye en la percepción que los ciudadanos tienen de ellos.

En el caso de Chile se potencian ambas variables, tanto el desprecio hacia la actividad política, por parte de los sectores más conservadores, como por una conducta política deplorable de nuestros dirigentes, léase pronunciados niveles de inconsecuencia e inconsistencia.

Este mismo estudio internacional evidencia que Chile es el país que menos adhesión política tiene en las Américas: sólo el 11,6 % de los ciudadanos se identifica con algún partido político, mientras que en EE.UU. y Uruguay sobrepasa el 60%. La pregunta que surge de estos indicadores es… ¿y eso es bueno o malo para una sociedad?

Desde hace unas semanas el debate al interior del gobierno, fue la falta de tonelaje político del gabinete del Presidente Piñera, la carencia de ministros con experiencia política para enfrentar los conflictos sociales y el déficit político del gobierno para implementar políticas públicas. Luego de realizado el cambio de gabinete, vino la discusión, del por qué se recurre a senadores para incorporarlos al gobierno, y como RN y la UDI se disputaron los espacios dejados por Allamand y Matthei en el Senado, es decir, se recurrió al concepto de “silla musical”, sin ni siquiera ‘ponerse colorado’ …y se sigue desprestigiando la política, al designar personas, que no fueron elegidas, para que representen a ciudadanos de las regiones, donde hay personas que piensan de determinada manera y su voto fue en consecuencia al perfil del candidato.

Lo que hace la clase política, es desprestigiarse a si misma, legisla, en materias políticas, en función de una naciente nueva oligarquía. Se deriva un representante del poder Legislativo al Ejecutivo sin ningún cuestionamiento ético alguno, entonces nombremos a un Juez de Diputado o Senador, ¿Por qué no? Por eso,  no hay cuestionamiento de nombrar ministro de transportes a un socio de una empresa del rubro, de legislar para defender determinados intereses, que casi siempre tienen que ver con los negocios propios, etc.

Hoy los países que se desarrollan integralmente, son aquellos donde los ciudadanos ejercen sus derechos en plenitud, donde los niveles de desarrollo humano son más altos, donde la democracia es más valorada y donde los ingresos per cápita son mayores. Curiosamente estos 3 indicadores van juntos en el ranking (Noruega, Australia, Nueva Zelandia, Suecia, Holanda, Canadá, EEUU, etc.) es decir, hay relación entre estos indicadores, nosotros vamos a la caza del último, sin haber pasado por los 2 primeros.

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