Opinión

COLUMNA EPD: «Esa Inmensa Mayoría…»

Estoy a favor del voto voluntario, y creo que es importante participar haciendo la «rayita», pero es mi opción. Confío y respeto en que la inmensa mayoría que no lo hizo el domingo pasado tenga sus razones, muy legítimas, lo que sospecho tiene que ver con el doble discurso que prevalece en Chile y el mundo…

 

 

 

Por Claudio Díaz Peña (*)
cdiaz@elpatagondomingo.cl / @claudio_diazp

 

En Chile quedó una gran sabor agridulce entre los políticos al conocerse la alta abstención en las elecciones municipales del domingo, cifra que bordeó al 60%, al debutar la inscripción automática y voto voluntario.

Esta realidad que dejó casi en shock a la política nacional, es una realidad a la que no estábamos acostumbrados, sin embargo, es más común de lo que creemos en países desarrollados, como en nuestro propio vecindario latinoamericano.

De hecho, el director nacional del Servicio Electoral en Chile argumentó el domingo que -en cierta forma- en las municipales siempre la apatía del electorado es mayor que en las parlamentarias o presidenciales, y que en el caso de Chile se disputarán durante 2013.

 Pero, el año pasado por ejemplo, en Argentina -donde el voto es obligatorio, aunque a nadie se le sanción por no votar- la elección  presidencial en que triunfó Cristina Fernández tuvo más de un 20% de abstención.

México, que tuvo comicios presidenciales este año y casi un 40% del electorado no fue a las urnas, aunque también el voto es obligatorio, pero sin ningún tipo de sanción para el abstencionista.

Y más recientemente, en Venezuela, en octubre pasado el presidente Hugo Chávez fue reelecto en un proceso donde el 20% de los venezolanos no emitió voto alguno, con una ley de voto voluntario por cierto.

Similar caso es el de Perú, donde hay penas legales por no votar, aunque igualmente la abstención ronda a 2 de cada 10 ciudadanos, en los últimos procesos electorales. Misma cifra en Ecuador, Uruguay, y Brasil.

Una excepción la dio Bolivia, con el voto obligatorio en las elecciones presidenciales de 2009, con una de las abstenciones más bajas de su historia, poco más de un 5%.

Lo de Paraguay, también con voto es obligatorio, es distinto porque ha dejado más de un 35% de abstención en la últimas elecciones generales, aunque el caso de Colombia, es tal vez el más extremo, en que vía voto voluntario en las elecciones presidenciales de 2010, la abstención superó el 50%, en primera vuelta, una tendencia casi histórica en el país cafetero.

Países desarrollados como EEUU, Suiza e incluso Japón ha tenido en la última década procesos electorales en que la abstención se encumbra entre el 40% ó 50%. En Europa cuna de la democracia occidental países como España, Francia o Alemania han mostrado rangos de abstención por sobre el 30% entre 2010 y 2011.

Democracia representativa, democracia participativa, la verdad son conceptos que no van necesariamente enlazados, y la negativa de los ciudadanos a ejercer su derecho al voto, sin duda, es un fenómeno complejo en todo el mundo y poco analizado, ya que puede explicarse por innumerables motivos.

En concreto, los expertos suponen que la abstención se debe a una falta de cultura política de los ciudadanos, tal vez es el caso de Chile este año en donde los electores más nuevos o jóvenes, que  son menos comprometidos e informados sobre el proceso de votar de ahí tendrían su falta de interés; y luego los analistas señalan que se puede hablar también de una “abstención activa” vinculada al descrédito de la actividad política entre la ciudadanía.

En ambos casos, el problema no estaría en el electorado, sino más bien en la propia clase política: un problema de “la oferta política”, más que de la demanda, se dice;  donde el “mercado de electores” está completamente abierto, son unos 8 millones de potenciales ciudadanos los que no votaron en estas municipales, campo libre y fértil para que los candidatos, partidos y conglomerados, salgan a “vender”sus ideas”, a reencantar a estas personas, a interesarlas por la cosa pública, incluso para ello hasta se inventó el ‘marketing politico’.

Estoy a favor del voto voluntario, y creo que es importante participar haciendo la «rayita», pero es mi opción. Confío y respeto en que la inmensa mayoría que no lo hizo el domingo pasado tenga sus razones, muy legítimas, lo que sospecho tiene que ver con el doble discurso que prevalece en Chile y el mundo…

Y es que el problema cuando se hace el llamado incluso apelando a la «moral» de los ciudadanos para que participar a favor del bien común, en beneficio del interés colectivo, e ser responsable con un sentido el país, y justificar el acto de levantarse un dia de elecciones e ir a votar; probablemente ese discurso choca de plano, con toda una generación que durante los últimos 30 años, nació, creció y se desarrollo en un sistema económico y social -impuesto desde los años ’80-, que promueve el individualismo, es decir, todo lo contrario: un sistema que día a día le dice que debe competir con el de al lado, que debe cotizarse su propia jubilación en la AFP,  y donde la Educación y la Salud es vista y definida desde los más altos niveles de país como un “bien de consumo”… pero sólo cada 4 años este mismo país y sus políticos, tratan de convencer a sus ciudadanos y electores que no deben ningunear a una urna de votación, porque ahí sí que debe primar el interés común…

 

(*) Es Periodista y Editor de Contenidos de EPD Comunicaciones Ltda.

 

©2012 Todos los Derechos Reservados El Patagón Domingo Ltda.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *